El 15 de abril del 2012 es el Domingo de la Misericordia para toda la Iglesia Universal. Y para nosotros aquí en la Iglesia de la Divina Misericordia de Nuestro Señor en Mesquite, Texas, esta fiesta tiene un gran significado, porque esta es la única Iglesia Católica en la Diócesis de Dallas dedicada a la Divina Misericordia de Nuestro Señor. Cada año, cada vez que celebramos esta fiesta de la Iglesia, renovamos nuestro compromiso con la llamada y la responsabilidad de proclamar el mensaje de nuestro Señor de la Divina Misericordia al mundo entero, empezando con nuestros propios feligreses, y en la promoción de la devoción a la Divina Misericordia en todas partes y a todo el mundo.
Fue en el dia 30 de Abril 2000, durante la ceremonia de canonización de Santa Faustina Kowalska, la primera santa del tercer milenio, cuando el difunto Papa, el Beato Juan Pablo II, proclamó esta fiesta para toda la Iglesia universal. Esta declaración solemne se convirtió en el símbolo de su fe personal y la devoción a nuestro Señor de la Divina Misericordia. A lo largo de su vida, el difunto Papa Juan Pablo II se convirtió en el gran apóstol de la Divina Misericordia, y fue su más ferviente portavoz. Cuando escribió la encíclica "Dives in Misericordia", el quería que ese documento oficial se convirtiera en testimonio de su confianza inquebrantable en Nuestro Señor de la Divina Misericordia. En esa encíclica, escribió "El Mensaje de la Divina Misericordia siempre ha sido cercano y querido para mí ...... lo traje conmigo a la Sede de Pedro y ....... de cierta forma refleja la imagen de este pontificado". En su ojos, el ve al mundo caer en espiral a la cultura de la muerte, a través del aumento del relativismo y el paganismo, incluso entre los creyentes; y el confió toda la humanidad a la Divina Misericordia del Señor.
Como signo de su aprobación y bendición sobre este fiel discípulo e hijo de la Iglesia, Nuestro Señor le concedió al Papa Juan Pablo II el privilegio más raro, el de morir y encontrar a su creador, precisamente, el 3 de abril del 2005, la Fiesta de la Divina Misericordia. Y no mucho después de eso, su sucesor, nuestro actual Papa Benedicto XVI, aprobó el decreto para la beatificación del Papa Juan Pablo II el día 14 de enero de 2011 y programó la ceremonia para que se celebrara oficialmente el día 1º de Mayo, la Fiesta de la Divina Misericordia de ese año.
La devoción a la Divina Misericordia comenzó con y a través de Santa Faustina Kowalska, una monja polaca que fue elegida especialmente por Nuestro Señor, para ser Su secretaria. Él le pidió a la santa que escribiera Sus Mensajes Divinos en un diario. Este diario contiene la vida de Santa Faustina y las conversaciones privadas que tuvo con el Señor durante la mayor parte de su vida. El diario tiene 1828 artículos, escritos por la mano de la santa, con la ayuda de su guía y director espiritual. El mensaje contenido en el diario sobre todo se centra en el amor generoso y la misericordia de Nuestro Señor para toda la humanidad.
De acuerdo a Santa Faustina, fue Nuestro Señor mismo quien pidió que le describiera y aprobó la imagen de la Divina Misericordia durante sus conversaciones personales, encuentros y experiencias con El. De acuerdo a lo que ella escribió en su diario, el Señor se le apareció de esta manera:
+ 22 de febrero 1931
47- Por la noche, cuando yo estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Una mano [estaba] levantada en un gesto de bendición, la otra tocaba la túnica sobre el pecho. Por debajo de la prenda, un poco a un lado del pecho, salían dos grandes rayos, uno rojo y otro blanco. En silencio, yo mantuve mi mirada fija en el Señor, mi alma fue golpeada con temor, pero también con gran alegría. Después de un rato, Jesús me dijo: Pinta una imagen según lo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío. Deseo que esta imagen sea venerada, primero en tu capilla y [luego] en todo el mundo.
48- Prometo que el alma que venere esta imagen no perecerá. También le prometo victoria sobre los [sus] enemigos aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo mismo la defenderé como a Mi propia Gloria.
Cuando se le preguntó lo que los rayos de color rojo y blanco que fluían desde el pecho de Jesús simbolizaban, ella escribió:
299 Cuando, en una ocasión, mi confesor me dijo que preguntara al Señor Jesús el significado de los dos rayos en la imagen, [77] Le respondí: "Muy bien, voy a preguntarle al Señor".
Durante la oración oí estas palabras dentro de mí: Los dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo blanco simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas ...
Ambos rayos brotaron de o profundo de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto por la lanza en la Cruz.
Estos rayos protegen a las almas de la ira de Mi Padre. Feliz es el que viva bajo su cobijo, porque la mano justa de Dios no se pondrá sobre él. Deseo que el primer Domingo después de Pascua sea la Fiesta de la Misericordia.
También sabemos de que a partir de sus conversaciones con Nuestro Señor, Santa Faustina nos dijo lo que el Señor quería que se hiciera. Y es que el Primer Domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia. Nuestro Señor también instruyó a Santa Faustina para pedir a todos a rezar la Coronilla de la Divina Misericordia todos los días a las 3:00 PM durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia. Y este novenario se reza a partir del Viernes Santo a las 3:00 pm que es la hora de la muerte de Nuestro Señor en la Cruz; y ofrecerla por todas las almas de los pecadores. Además, nuestro Señor declaró que a las 3PM la coronilla de la Divina Misericordia debe ser rezada todos los días para nosotros y el mundo entero, sobre todo a los cinco grupos de almas que el Señor se menciona específicamente. Estos son: 1-Las Almas Pecadoras, 2-Las Almas Desesperadas, 3-Las Almas Moribundas, 4-Las Almas Sufrientes, y 5-Las almas Indiferentes. Estas son las almas que más necesitan de la Divina Misericordia de Nuestro Señor.
El mensaje de la Divina Misericordia es el mismo mensaje de Nuestra Señora de Fátima. Nuestra Madre la Virgen Maria pidió a los tres niños pastorcitos por " penitencia, penitencia, penitencia" para la conversión de los pecadores. Ella nos pidió que rezáramos el santo rosario diariamente y se dedicara el mundo al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. A cada decena del Rosario la oración de Fátima, que dice: "Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados. Sálvanos de los fuegos del infierno. Lleva todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia" se añadiría a petición de nuestra Santísima Madre. La oración expresa su preocupación maternal por las almas de todos los pecadores.
De hecho, el mensaje de la Divina Misericordia hace eco de la llamada de Nuestra Señora de Fátima. Nuestro Señor nos recuerda, a través de Santa Faustina, de la maldad del hombre y las consecuencias que el pecado traerá a la humanidad si no nos arrepintiéramos e invocáramos Su Divina Misericordia. Todos somos hijos pródigos de Dios y vivimos en este mundo pródigo. Eso fue lo que Nuestro Señor vio mientras colgaba y moría en la cruz en ese primer Viernes Santo. Y para esto, dijo la primera de sus siete últimas palabras: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34)
Todos somos pecadores, y nuestros pecados están delante de nosotros siempre. Es por eso que necesitamos el amor y la misericordia de Dios para así llegar a su reino. Incluso aquellos de nosotros que ya hemos sido bautizados en Cristo, a menudo caemos en el pecado, más veces de lo que queremos admitir. Y porque somos pecadores, todos estamos destinados a sufrir las consecuencias de nuestros pecados, que marcan y definen nuestro destino en el final. Por otra parte, ya que estamos debilitados por nuestro propio egoísmo y orgullo, es que siempre vamos a sucumbir a las tentaciones que nos rodean. A pesar de nuestros mejores esfuerzos, nunca podremos obtener nuestra propia salvación, porque esta nunca se gana. Más bien se nos regala, pues ya ha sido ganada por Cristo a través de su Pasión, Muerte y Resurrección. Esta es la razón: "Dios, amó tanto al mundo que envió a su Hijo unigénito, para que aquellos que creen en Él, no perezcan, sino que tengan vida eterna" (Juan 3:16).
Nuestra salvación no viene de nuestras buenas palabras y obras, sino completamente del amor profundo y misericordia abundante de Dios. No somos salvos, porque hemos hecho bien; más bien, nos salvamos porque Dios es bueno y misericordioso con nosotros. Mientras vivimos en este mundo nosotros hacemos el bien de acuerdo a las leyes de Dios no para que el reino de Dios venga a nosotros, sino para que el reino de Dios que esta con nosotros, gracias al acto redentor de Cristo nuestro Señor, nunca jamás se nos vaya una vez más por el pecado. La fiesta de la Divina Misericordia es realmente la celebración del amor y misericordia de Dios para toda la humanidad, y por eso oramos al Padre:
"Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero".
Por Padre Ernesto G. Torres Párroco de la Parroquia de la Divina Misericordia de Nuestro Señor Mesquite, Texas